Cuando Demetrius Cheeks se graduó de la escuela secundaria, era lo suficientemente maduro como para saber que todavía le faltaba mucho por hacer. Se inscribió en la universidad local, pero no le iba bien. Las notas de su primer semestre estaban por llegar por correo y sus padres no iban a estar contentos.
“Una patada en el trasero, básicamente... Eso es lo que hicieron las Fuerzas Armadas por mí.”
Cheeks decidió unirse a la Reserva de la Fuerza Aérea. Eso fue en 1995. Varios títulos universitarios después (incluido su título en derecho), y ahora teniente en la Guardia Costera, desde luego ha madurado en su trabajo, y su carrera, que ahora sabe fueron siempre su verdadera vocación.
“Lo que me atrajo del programa de la Guardia Costera era lisa y llanamente sus misiones, que son completamente diferentes de las de cualquiera de los otros Servicios. Estaba más orientado a ayudar y a ese especie de ideal de tipo humanitario que tienen ellos...”
Uno puede escuchar la gratitud en la voz del teniente Cheeks cuando recuerda haber ayudado en el rescate de una pequeña embarcación llena de refugiados durante sus días operativos en la Guardia Costera. Recuerda a sus compañeros de la facultad de derecho que comenzaron a trabajar en el mundo corporativo, y afirma que ha visto cosas que ellos nunca verán.
“Siempre que tenemos casos legales medioambientales y sancionamos a una compañía o a un barco o hacemos que cambien sus prácticas para preservar el medio ambiente... Sabemos que ese día hicimos algo que realmente tendrá un efecto positivo.”
Una semana, Cheeks puede estar trabajando en un caso de derecho medioambiental. La siguiente, puede estar asesorando a sus oficiales de grado superior en cuestiones de derecho administrativo o acerca de las acciones posibles en un caso penal. Independientemente del tipo de caso del que se esté ocupando, nunca olvida para quién está trabajando realmente.
“Cuando estoy en los tribunales pidiéndole una sentencia en particular a un juez, estoy representando al gobierno. Por eso uno no quiere equivocarse porque no se trata sólo de uno, sino de los Estados Unidos de América...”
Con una esposa e hijos maravillosos, y con una carrera en derecho gratificante, no es ninguna sorpresa que el Teniente Cheeks no haya sentido la necesidad de pensar en lo que se avecina.
“Me gusta mi trabajo, y a mi familia también le gusta... Me quedaré todo el tiempo que me dejen. Si quieren que me quede, aquí estaré.”
"I like my job, and my family loves it as well."
Demetrius Cheeks
Lieutenant | Coast Guard
You can hear the appreciation in Lt. Cheeks' voice as he recalls assisting in the rescue of a small boat full of refugees during his Coast Guard operational days. He remembers all his fellow law school students, who went off to work in the corporate world, and says he has seen things they will never see.
“Whenever we have environmental law cases and we sanction a company or ship or [make them] change their practices to preserve the environment, ... you know you've actually done something to improve something that day.”
Representing America
One week, Cheeks could be working on an environmental law case. The next, he could be advising his senior officers on administrative law or potential actions in a criminal case. Regardless of the type of case he's handling, he never forgets whom he really works for.
“When I am in court asking for a certain sentence from a judge, it's the government that I am representing. So you don't want to screw it up because it's not just you; it's the United States of America ...”
With a wonderful wife and children and a rewarding legal career, it's not surprising that Lt. Cheeks hasn't felt the need to think about what comes next.
“I like my job, and my family loves it as well ... I'll stay in as long as they'll have me. If they want to keep me around, I'll stick around.”