"Miro al futuro constantemente."
Travis Robinette
Ejército
La primera vez que me propuse seriamente entrar a formar parte de las Fuerzas Armadas fue cuando estaba en la escuela secundaria. Me inscribí en el programa ROTC Junior cuando tenía una edad en la que comprendía mejor el trabajo de mi padre.
Asistí a la Academia Militar de los Estados Unidos durante un año antes de pasar a otra escuela e ingresar en el ROTC. Estaba en un programa llamado Programa Simultáneo de Membresía, lo que significa que participaba en una unidad local de la Guardia Nacional los fines de semana mientras estaba estudiando. Esto hizo que tuviera un rol de liderazgo práctico: trabajaba con soldados mientras todavía estaba en la escuela.
El ROTC me brindó excelentes modelos de conducta para aprender cómo se aplica el liderazgo. El personal docente era de primera línea, y acudo a ellos periódicamente. Siguen interesados en saber cómo me va y qué sigo haciendo. Esos lazos son duraderos.
Mi primer trabajo fue como oficial de señales de un batallón de una unidad de inteligencia militar en Corea. Cada vez que se descomponía una computadora, yo era a quien llamaban para que la arreglara. Y aunque no supiera cómo hacerlo, se suponía que debía saber a quién llamar para que hiciera el trabajo. En una unidad de inteligencia militar hay muchísima información altamente confidencial, por lo que tuve que obtener permisos de seguridad de mayor nivel para poder trabajar con ese material. Y, por supuesto, estaba la singularidad de trabajar en Corea, porque también trabajamos con unidades coreanas y les brindábamos apoyo. Fue muy revelador como teniente joven tener una responsabilidad tan grande en un país donde uno no habla bien el idioma.
De ahí me dirigí a Alemania, donde estuve en una unidad de señales, rodeado de compañeros que contaban con parte de mi misma experiencia. Al principio, me desempeñé como oficial ejecutivo de la compañía, lo que significa que me ocupaba del mantenimiento de todos los equipos y gran parte de las actividades administrativas de una compañía, que estaba conformada por un grupo de 80 a 100 personas. Poco después de haber arribado a esa unidad, nos movilizamos a Bosnia por un año para encargarnos de transmitir comunicaciones entre todas las otras bases del Ejército.
Desde entonces, he tenido diversos trabajos: comandante de compañía en Arizona por un par de años, y trabajé en Inglaterra a cargo de un centro de comunicaciones durante tres años. Regresé a Alemania para otra asignación y me movilicé como parte del Cuerpo Multinacional en Irak. Todas las experiencias vividas me ayudaron a desempeñarme mejor en mi puesto actual, ya sea porque me ocupé de determinadas situaciones en sí o porque estuve en contacto con las tecnologías específicas que se incluyen en lo que hago ahora.
En mi puesto actual como jefe de operaciones y planes del Ejército G6 Norte, me concentro en los Estados Unidos. Hago lo mismo que hice durante toda mi carrera, pero lo hago para los ciudadanos estadounidenses. Cuando somos llamados a la acción, normalmente es como respuesta a un desastre natural. El año pasado, me movilicé dos veces para ayudar a coordinar la respuesta del Departamento de Defensa a los huracanes Ike y Gustav. Y si algo anormal ocurriera en los Estados Unidos, como un evento nuclear, químico o biológico, somos parte de las fuerzas que tienen que responder.
Travis Robinette: Miro al futuro constantemente. En mi oficina tengo una gran pizarra con todas las misiones futuras y las responsabilidades de cada persona para no quedarnos sin recursos. Se trata de decidir quién tiene las habilidades necesarias y está disponible para cubrir las diversas misiones que manejamos.
Una de las cosas en las que estoy trabajando personalmente es en una maestría, así como en varias certificaciones de tecnología de la información para poder ser un integrante más valioso del equipo. Con ese tipo de formación y capacitación podré lograr muchas cosas más.
Todas las experiencias vividas en las Fuerzas Armadas harán que me resulte muy fácil la transición a la vida civil cuando llegue el momento. La ética en el trabajo, las personas con las que interactúas, la capacitación y el entrenamiento que recibes —y hasta el modo de pensar al que estarás expuesto en las Fuerzas Armadas— todo ello te prepara para el éxito.