Transcripción
Teniente coronel Monsita Faley: Soy Monsita Faley, teniente coronel seleccionada de la Reserva de la Fuerza Aérea. Me crie en una familia del Ejército y, cuando cumplí 18 años, mi padre me dijo que el Ejército probablemente sería una buena elección para mí y mi personalidad. Me gustaba la aventura y quería ir y conocer el mundo. Así que me uní a las Fuerzas Armadas. Al cumplir los 18, me incorporé a la Fuerza Aérea. Me uní a las reservas después de finalizar mi primer alistamiento en el servicio activo.
Principalmente, pude observar a muchas de las enfermeras de la Fuerza Aérea con quienes trabajé. Realmente admiraba lo que hacían, y me pareció que sería un trabajo emocionante para elegir. Así que ingresé a la escuela de enfermería. Como enfermeras de vuelo, tenemos en cuenta muchos otros factores para atender a los pacientes cuando estamos volando. Para los pacientes que ya se encuentran enfermos o heridos, volar en avión es más estresante que estar en un hospital al nivel del suelo.
La Reserva de la Fuerza Aérea me ha enviado, a lo largo de mi carrera, a muchos entrenamientos especializados que, de otra manera, no hubiera tenido la oportunidad de hacer. Uno recibe entrenamiento sobre liderazgo, administración, soporte vital cardíaco avanzado, quemaduras y traumatismos. Recibimos todos esos cursos que nos preparan para estar listos y calificados para este trabajo. Así que creo que es una gran ventaja que se recibe en las Fuerzas Armadas. Siempre hay gente nueva que uno conoce, con distintos tipos de vida, distintas maneras de ver las cosas; eso es diferente en las Fuerzas Armadas. Es un gran crisol de culturas. Uno entabla amistades y alianzas que, probablemente, nunca haría en un trabajo civil.
Convertirse en enfermera de vuelo de la Reserva de la Fuerza Aérea