"Formo parte de una organización que tiene un rol activo y marca una diferencia en la vida de los demás."
Jennifer Foley
Guardia Costera
Soy de Liverpool, Nueva York. Fui a la universidad, me gradué en negocios y terminé siendo gerente auxiliar para un par de tiendas minoristas. Esa no era una actividad para mí, y así fue que me puse a pensar en entrar en las Fuerzas Armadas. Mis padres no estuvieron del todo contentos conmigo cuando les dije que me iba a alistar, pero ahora están orgullosos.
Soy técnica en electrónica de la Guardia Costera: Somos los que garantizamos que los buques y las embarcaciones pequeñas puedan navegar con seguridad y comunicarse entre sí. Realizamos el mantenimiento de la mayoría de los equipos de comunicación, como las radios VHF y las comunicaciones satelitales. También nos ocupamos de los radares de navegación y control de tiro, y de los GPS.
Cuando sales del campo de entrenamiento, eres un marinero con “entrenamiento básico”. Puedes ir a cualquier lado en la Guardia Costera. Para convertirme en técnica en electrónica, fui a la Escuela de clase “A” para técnicos electrónicos, donde aprendí un poco de teoría electrónica y cómo leer diagramas. Nos dieron las herramientas que necesitamos para salir con la flota y resolver las cosas por nuestra cuenta porque, por supuesto, las cosas nunca se rompen de la misma manera que en las clases.
Después vas a lo que llamamos Escuelas de clase “C”, donde recibes un entrenamiento más avanzado. Ahí es donde aprendes cosas más específicamente relacionadas con los equipos. La escuela a la que yo fui se especializa en sistemas de radares de control de tiro. Una de las cosas más geniales de la escuela a la que asistí es que en todos los guardacostas de la zona encuentro personas con las que compartí las clases. Siempre nos podemos llamar para apoyarnos.
En este momento, estoy destacado en Portsmouth, Virginia. Estoy en el guardacostas Forward de la Guardia Costera, que mide 270 pies (de eslora). Es un guardacostas de autonomía media. Hacemos muchos patrullajes en el Caribe y recorremos la costa de Sudamérica. La mayoría de nuestros patrullajes tienen por objetivo interceptar a inmigrantes o evitar el ingreso de drogas ilegales. Pero otros guardacostas de nuestro mismo tamaño hacen patrullajes de pesca, y uno de nuestros guardacostas no hace mucho acaba de regresar de África. Como verán, tenemos la capacidad para ir a cualquier parte.
Cuando estamos en operaciones, todos tenemos encomendadas diferentes tareas. Uno de mis radios de acción es el Centro de Información de Combate. Básicamente tengo que vigilar el radar y asegurarme de que el comando esté informado de todo lo que pasa, si cambia nuestra misión, si llega a aparecer una lancha rápida en el radar, que en nuestra jerga a lo que nos referimos es a un bote pequeño, de menos de 50 pies, con un motor realmente potente. Por lo general estas lanchas transportan drogas ilegales.
En una misión, formamos parte de una fuerza operativa. Hay otros guardacostas o buques de la Marina en el área y también están las aeronaves de apoyo (helicópteros o aviones de ala fija) con las que también nos comunicamos. También estamos en contacto con la unidad que tiene el comando general del área. Muchas veces hay traductores abordo si vamos a las aguas territoriales de otro país. A veces no reina precisamente la calma cuando uno trata de tener todo bajo control.
Cuando se produjo el terremoto en Haití en enero de 2010, fuimos la primera unidad de los Estados Unidos en llegar. Había dos fuerzas operativas, y terminamos comandando una de ellas. Coordinamos quiénes patrullarían cada área, qué recursos entraban y salían, cosas por el estilo. Incluso nos ocupamos de la vigilancia radial cuando los helicópteros y aviones de la Guardia Costera y la Marina trasladaban a las personas heridas. Estoy segura de que los lugareños estaban agradecidos de ver en el puerto un par de guardacostas de la Guardia Costera, porque se daban cuenta de que el mundo sabía lo que estaba pasando y la ayuda estaba en camino.
A mí no me toca salir en el pequeño bote y salvar o rescatar a la gente con mis propias manos. Pero sí formo parte de una organización que tiene un rol activo y marca una diferencia en la vida de los demás.