James Darenkamp
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Comandante

James Darenkamp

Jefe de estado mayor

Sé que sonará gracioso, pero durante mis años en la escuela secundaria tenía un afiche colgado en mi habitación con palmeras y un destructor en el fondo con el atardecer. Siempre le decía a mi mamá cuando entraba a mi habitación, “eso es lo que quiero hacer”. Quería ver el mundo y visitar lugares tropicales. Es por eso que quise unirme a la Marina.

"I have fun serving my country."

James Darenkamp

Commander | Navy

Cuando fui a ver al reclutador para alistarme apenas terminé la escuela secundaria, me entregaron un folleto con todos los trabajos (grados) de la Marina. En ese momento, mi primera opción fue técnico de guerra electrónica porque quería conocer el equipo que iba a operar. Así que fui al campo de entrenamiento, luego a una escuela básica de electricidad y electrónica en Orlando, y luego a una escuela de clase “A” de guerra electrónica en Pensacola, Florida.

Mi primera asignación fue a bordo del USS Camden, donde trabajé como técnico de guerra electrónica. Mi rango era simplemente contramaestre de tercera clase, así que me tuve que acostumbrar a estar en el mar. Obtuve todas las calificaciones básicas en control de daños y mantenimiento, incluidas las calificaciones de mantenimiento preventivo y correctivo. En ese entonces, mis compañeros de barco me solían llamar el “mago electrónico” porque era capaz de leer un manual técnico y luego arreglar el equipo.

Pasé del USS Camden a un destacamento de unidad antes de mi nombramiento, a bordo del USS Mahlon S. Tisdale, una fragata con misiles guiados. Tras mi nombramiento, estuve destacado en el USS Mahlon S. Tisdale durante un par de movilizaciones. Después de eso, empecé a barajar la posibilidad de dejar la Marina cuando tenía a mi disposición varias oportunidades laborales; sin embargo, mi superior me dijo, “¿Qué quieres hacer?” Le dije, “Bueno, ya estuve en el mar, me gustaría tomarme un descanso, pasar un tiempo con mi esposa y mis dos hijos.” Me dijo, “Bien, ¿a dónde quieres ir?” Así que le dije, “Me gustaría ser instructor en Pensacola, Florida”. Estuve en Pensacola durante tres años, donde fui comandante de compañía del Batallón de Entrenamiento Integrado e instructor de guerra electrónica en las Escuelas “A” y “C”. Durante ese tiempo, también estudiaba para obtener mi licenciatura en la Universidad de Troy. La buena noticia fue que en la Universidad de Troy me revalidaron todos mis cursos de electrónica militar, así que lo único que tuve que hacer fue tomar las clases de estudios generales.

Luego de los tres años de servicio ahí, fui a las Filipinas donde fui oficial auxiliar de guerra electrónica para el estado mayor, a cargo de proteger el espectro electrónico. Luego de la movilización inicial, mi esposa y mis hijos se reunieron conmigo, y nuestra hija menor nació en las Filipinas. En total, hice varias movilizaciones breves (de tres a cuatro meses) mientras estaba asignado ahí, pero luego de dos años nos mudamos a San Diego, California, donde había sido destacado para una asignación como oficial de servicio limitado. Una vez nombrado, asistí a la Escuela de Aspirantes a Oficial, y luego me convertí en oficial de materiales electrónicos, a cargo de mantener los equipos electrónicos del USS Copeland. Solo tenía una división pequeña de 20 personas. Fue una asignación que realmente valió la pena.

Luego de completar mi período de servicio en el USS Copeland, pasé brevemente por el Centro de Entrenamiento en Guerra Antisuperficie, donde me desempeñé como director de entrenamiento alistado. Básicamente, estaba a cargo de todo el entrenamiento basado en electrónica y en operaciones que se impartía a los técnicos de sonares alistados. Entrenaba a más de 200 estudiantes por año. Era mucho trabajo, pero era muy gratificante.

Después de eso, cumplí con un breve período de servicio en el USS Tarawa como oficial de materiales electrónicos y me embarqué en el USS Carl Vinson en una movilización al Golfo Pérsico. Luego pasé por muchos buques: el USS Arkansas; el USS California, el USS Jefferson City, el USS Abraham Lincoln, el USS Stethem y el USS Peleliu. Creo que tengo casi 18 años de trabajo como embarcado y 16 movilizaciones: asistí a una escuela conjunta en los Países Bajos; formé parte de las operaciones Libertad Duradera y Libertad Iraquí; ayudé a construir la arquitectura electrónica de la Base Aérea Príncipe Sultán en Arabia Saudita; realicé trabajos de interoperabilidad conjunta y trabajos electrónicos en Israel durante un año, lo cual me hizo ganar el Premio Copernicus (que se otorga todos los años por desempeño superior en el trabajo).

Actualmente, estoy destacado en Hawái y me desempeño como jefe de estado mayor en la Estación Maestra Naval del Área de Telecomunicaciones e Informática del Pacífico, a cargo de las indicaciones operativas y la administración para todos los usuarios del sistema de telecomunicaciones navales del Pacífico. Nuestra área de responsabilidad incluye a 43 países, 17 husos horarios y tenemos cuatro comandos subordinados en Japón, Guam, San Diego y el estrecho de Puget. En esta región, tenemos a cargo a casi 1,900 personas.

Como jefe de estado mayor, estoy bajo el mando de mi comandante. Mi trabajo consiste esencialmente en ser el mejor oficial ejecutivo y poner todo de mí para facilitar el trabajo de mi comandante. Trato de estar en la oficina alrededor de las siete. A esa hora leo mis mensajes de correo electrónico, reviso mi casilla de mensajes y repaso la rutina del día y la semana siguiente.

Día a día, mi trabajo incluye ocuparme de las tareas administrativas, como por ejemplo actualizar instrucciones, supervisar a los jefes de departamento y asegurarme de que las rutinas diarias se realicen de acuerdo con lo planeado. Asisto a reuniones y visito los lugares. Pero básicamente, mi trabajo es asegurarme de que los marineros, agrimensores y contratistas tengan un buen entorno de trabajo.

También tengo tiempo para trabajar en mi maestría. Estoy estudiando para obtener la maestría en administración de sistemas de información y gerencia de proyectos. Siempre trato de mantenerme al corriente de la electrónica actual. Aunque sería fácil para mí trabajar para un contratista civil debido a mi experiencia, creo que las Fuerzas Armadas son la elección correcta.  Me gusta mantener la mente joven  y, el trato con estos marineros jóvenes me mantiene muy alerta. Los muchachos de las Fuerzas Armadas de hoy son despiertos —muy, muy despiertos— y es ameno servir a mi país.