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Escuche a los jóvenes miembros del servicio sobre sus decisiones de unirse, las amistades que han forjado, las habilidades que han desarrollado y sus oportunidades para tener un impacto en las Fuerzas Armadas.
CONTRAMAESTRE DE TERCERA CLASE
“Terminé la escuela secundaria, me gradué y obtuve un diploma. Comencé la universidad y las dificultades no faltaban, tuve que obtener muchos préstamos universitarios. El dinero era muy escaso.”
"It’s amazing the things you find out you can do."
El principal objetivo de Bryan era terminar sus estudios. Sabía que quería graduarse de la universidad, pero trabajar a tiempo completo e ir a la universidad a tiempo completo era demasiado. Bryan se enteró de que existía la Ley GI, y supo que podía obtener dinero para la universidad a través de las Fuerzas Armadas. Se lo comentó a su hermano y decidieron alistarse juntos en el Cuerpo de Marines. Pasaron los siguientes cuatro años como Marines, hasta que Bryan decidió que volvería a la universidad y a la vida de civil. Se casó y se concentró en su familia. Durante un tiempo.
“Comenzó la guerra de Irak y empezó a pasar de todo. Todo se altera, y uno siente que está sentado mirando las cosas desde afuera. Sentí que tenía que servir a mi país. Así que volví.”
Habló con su esposa y decidió volver a alistarse — esta vez en la Guardia Costera. Como Bryan ya se había dedicado a la carrera militar, la Guardia Costera lo envió a un curso de actualización de un mes para confirmar que todavía tuviera el comportamiento militar que le habían enseñado. Después del curso, a Bryan le asignaron un cargo sin clasificación — que significa que no tiene un trabajo específico. Uno hace lo que sea necesario y puede ver todo lo que la Guardia Costera tiene para ofrecer antes de tomar una decisión sobre lo que desea hacer. Bryan eligió el cargo de oficinista.
“La Guardia Costera es excelente para una situación de vida de familia (y trabajo)… Quería poder estar en casa todas las noches para ver crecer a mis hijos. Como oficinista podía hacerlo.”
Bryan asistió al Centro de Entrenamiento de la Guardia Costera en Petaluma, California, para adquirir los conocimientos para su trabajo actual. Clave en la resolución de problemas, asesor y fuente de información para el personal, un oficinista asiste a los miembros del Servicio en asuntos que van desde cambios de carrera, nómina, derechos y programas de incentivo hasta opciones de retiro y beneficios para veteranos. Si los miembros del Servicio tienen una pregunta, recurren al oficinista.
“Me encanta la estructura organizada que hay aquí. Me encanta la gente. Hay tantas oportunidades.”
Aunque Bryan originalmente se incorporó a las Fuerzas Armadas para avanzar en su carrera universitaria, aprendió lo que significa ser parte de algo más grande y se dio cuenta de que servir de manera voluntaria para proteger a este país fue una de las decisiones más admirables que tomó en su vida. Aprendió acerca del orgullo y la confianza, en sí mismo, en los miembros del servicio que son sus compañeros y en su país.
“Es increíble las cosas que uno descubre que puede hacer. Luego de las Fuerzas Armadas, uno tiene esta… confianza. Tal vez se trata de algo físico o mental, y uno piensa, ‘¿Sabes qué? Voy a hacerlo. Puedo hacerlo’.”